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Del manejo forestal al manejo integrado del paisaje en México

Martín Alfonso Mendoza B.
Angélica Navarro Martínez

MANEJO FORESTAL EN MÉXICO

Desde hace varias décadas, el manejo de bosques en México ha quedado circunscrito a predios individuales y considera que la madera es el beneficio directo más importante (Fregoso, Velázquez, Bocco, & Cortéz, 2001). Por lo anterior, las previsiones en las UMAFORES y en los planes regionales no tienen la fuerza o envergadura para tomar el control de los eventos implícitos en el mandato constitucional.

Dada la diversidad de tamaño de los predios, relativo a su variabilidad ecológica, frecuentemente es insuficiente actuar en la escala predial cuando se tienen expectativas de resultados de interés general, como sería el ejemplo de los recursos naturales y su aprovechamiento, o bien las influencias ecológicas que la cobertura forestal pudiera brindar al bienestar de las personas (Figura 1).

Lo anterior ha llevado plantear y poner en marcha mecanismos de coordinación de acciones multiprediales. Cuando estos esfuerzos son fortalecidos por programas públicos y el apoyo de la iniciativa privada, se han constituido en lo que se conoce como manejo integrado del paisaje (MIP). El MIP promueve la armonización de los procesos de planeación, gestión territorial y uso sustentable de los recursos naturales y culturales; considera la participación de la población local rural y urbana y se basa en la visión de paisajes que conectan la protección de la biodiversidad con su contexto de complejidad antrópica  (SEMARNAT, CONABIO, CONAFOR y CONANP, 2017).

FACETAS DASONÓMICAS EN EL PAISAJE

Las ideas y tecnología que han gobernado la actividad forestal, salvo pocas excepciones, carecen explícitamente de elementos de paisaje. Entonces, lo procedente es diseñar nuevas formas de manejo en todas sus variantes, tal que tengan los elementos para vincular con procesos multiprediales. El elemento básico de enlace multipredial sería la capacidad para evaluar las acciones, al menos las forestales, en una escala regional y de largo plazo, manteniendo la debida perspectiva hacia los eventos en el predio forestal. En principio podría contarse con colaboración entre predios forestales cercanos, y eventualmente hay que convocar a mesas para identificar los actores y organizaciones forestales que inciden en la región, para los fines de coordinación.

MAPA Y MSP

Algunas tecnologías innovadoras que ya están en marcha tienen como propósito incidental vincular con monitores y evaluación la coordinación multipredial. Entre ellos, se puede mencionar al manejo de paisajes ecológicos (MAPA) y el método silvícola peninsular (MSP). MAPA incluye principalmente, pero no exclusivamente, predios de clima templado, y se ha practicado en la Sierra Occidental de Jalisco desde 2002. MSP es una tecnología para el manejo de selvas maderables y acahuales de la Península de Yucatán, que empezó a realizar labores silvícolas dirigidas por programas autorizados en 2018. Tanto MSP como MAPA, consideran el seguimiento de la conectividad de espacios forestales arbolados y no arbolados, en escala multipredial, con intenciones de regular y sostener la funcionalidad ecológica, que permita movimiento de materiales, genes, organismos y funciones entre puntos remotos de cierta región.

LO FORESTAL EN ESENCIA ES CULTURAL

Uno de los motivos por los que el MIP es necesario es que cuando se dice que los espacios forestales lo son por tener coberturas silvestres, inevitablemente, por simple lógica se tiene que aceptar que estos espacios no son fundamentales para la vida de las personas, sólo son preferencias culturales, y por supuesto la cultura es cambiante geográfica e históricamente. Si lo forestal es una cualidad abstracta, indetectable físicamente, entonces mucha de la lógica y la cultura del bosque es pertinente y funcional en los contextos de ambientes “transformados”, también llamados “ecosistemas culturales” (Figura 2).

¿CÓMO EMPEZAR?

Ciertamente el tema de las quemas y los incendios es algo tan notorio, que todos en una región forestal seguramente tendrán motivos para participar en cómo atender estos problemas. Las labores de prevención podrían necesitar un diagnóstico por especialistas, y eventualmente subsidios o estímulos para las obras que se defina emprender. El detectar y combatir incendios, y el supervisar quemas es algo que más bien parece asunto donde la comunidad notifica y solicita participación de las entidades especializadas (CONAFOR, por ejemplo). El medir y dar seguimiento a los inventarios de combustibles y otros factores de riesgo debe ser asunto de los productores forestales, apoyados por asesoría técnica de académicos, pero lo importante es que sus conclusiones moderen la fuerza con que se propongan acciones de prevención, combate y remediación, tales que el valor recuperado de aquello que pudo perderse por el fuego, sea razonablemente superior a lo invertido en su prevención y combate.

LA ESENCIA DEL PAISAJE

Un paisaje puedes ser entendido como un mosaico de coberturas naturales o modificadas (CBM-M y SPSB, 2015).

El ejemplo del manejo del fuego claramente sugiere que es fundamental convocar a los habitantes regionales a mesas de conversación y negociación, donde también participe la academia e instituciones públicas. Dichos talleres deben tener una estructura bien pensada, usando las técnicas de socialización y negociación. Para fines de este artículo será suficiente con indicar que los mecanismos de convivencia y acuerdo entre grupos sociales son importantes y pueden ser consultados en la literatura sobre paisajes.

FUTUROS

El MIP en México necesita mirar al pasado y rescatar las experiencias valiosas de procesos como el manejo integral forestal, los bosques modelo de Jalisco, y del presente, aprender del Paisaje Biocultural de la Sierra Occidental de Jalisco. (Figura 3). Dichas experiencias plantean la necesidad de que los asuntos forestales más importantes sean vistos en las dimensiones regionales y no prediales. Un esfuerzo nuevo puede partir de lo que ya fue resuelto, y avanzar sobre los obstáculos que han impedido a los intentos previos su total éxito.

Referencias

CBM-M y SPSB. (2015). Taller mesoaméricano sobre monitoreo de biodiversidad en producción rural sostenible. Turrialba, Costa Rica.

Fregoso, A., Velázquez, A., Bocco, G., & Cortéz, G. (2001). El enfoque de paisaje en el manejo forestal de la comunidad indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán, México. Investigaciones Geográficas(46), 58-77.

SEMARNAT, CONABIO, CONAFOR y CONANP. (2017). Visión Nacional de Manejo Integrado del Paisaje y Conectividad. México.

Figura 1. El uso forestal del suelo inevitablemente forma parte de la matriz de usos regionales.

Foto: MMendoza.

Figura 2. Los asuntos urbanos podrían ser mejor llevados si se adoptaran conceptos forestales.

Foto: MMendoza.

Figura 3. Para afrontar temas controvertidos como la ganadería en las riveras, en la Sierra Occidental de Jalisco se experimenta con mecanismos de identidad regional y negociación colectiva que están inscritos en la carta fundacional del Paisaje Biocultural Sierra Occidental.

Foto: MMendoza.

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